Efectívamente, el hombre ha sido por fin capaz de fabricar el primer objeto cuántico en 2010 en la Universidad de California en Sante Bárbara, Estados Unidos, por un grupo de físicos entre los que figuran Andrew Cleland y John Martins. No sólo es impresionante su descubrimiento, sino también un poco difícil de comprender, y ahora verán por qué.
Con motivo de su experimento, enfriaron un pequeño trozo de metal de unos treinta micrómetros de longitud que vibra cuando se le comunica un cierto rango de frecuencias y es visible al ojo humano, aún por su diminuto tamaño. Después, para conseguir lo que ningún otro científico había logrado antes en la historia humana, para hacer al objeto alcanzar el estado cuántico, lo conectaron a un circuito eléctrico superconductor y, gracias a las maravillosas leyes de la mecánica cuántica, el trozo de metal se puso en movimiento... estando quieto a la vez.
Sé que puede parecer un poco chocante, y dirán ustedes: ¿Cómo puede estar algo moviéndose y no moviéndose al mismo tiempo? Pues voy a tratar de explicar la importancia de este hallazgo. La mecánica cuántica es una de las ramas principales de la física teórica, fue desarrollada en el siglo XX y explica, abreviando un poco, el comportamiento de la materia y la energía. Sin embargo, la novedad reside en que esta teoría sólo explicaba, inicialmente, las interacciones a niveles muy pequeños (al igual que gran parte de la física cuántica); y, aquí, se consiguió demostrar que también se pueden aplicar estas leyes a objetos constituidos por miles de millones de partículas, que no sólo afectan a las moléculas o los átomos, sino que pueden llegar a afectar a seres vivos enteros.
Es un gran paso para el mejor conocimiento de la física, de nosotros mismos y del Universo entero, ya que a todo ello afectan los postulados de las grandes teorías de Einstein, Bohr, Hawking o Schrödinger, entre otros muchos. Además, grandes adelantos técnicos y científicos pueden ahora bajar de las mentes de los talentosos, haciéndose realidad. Ya se ha pensado en más de una cosa, como poder colocar a un ser humano en dos sitios a la vez, o controlar los aspectos cuánticos de la luz; y ninguna de ellas me desagrada.
Bibliografía: El artículo correspondiente se publicó en la revista Nature en marzo de 2010.